jueves, 9 de febrero de 2012

Déjalo ya

El pájaro se ha parado en el alfeizar. Casi parece una frase a repetir en la cartilla escolar. Pero ahí está, girando el pico hacia el cristal, como si fuera a llamar a la puerta para venderte unas enciclopedias. Ella continúa hablándote de la almohada de calor que ha comprado esa mañana. Prevé un futuro esplendoroso. Imagina un lugar, lleno de ropas de algodón, en los que su perfil se destaque como una cordillera subalpina, tras un mostrador repleto de almohadas. Todo 100% orgánico. Tú la escuchas con la atención que le prestarías a un grifo mal cerrado. Haces cuentas con los dedos bajo la manta, reservando el meñique para una situación complicada. Observas al pájaro y recuerdas la primera vez que uno de ellos se posó en vuestra ventana, hará cerca de quince años. Y te preguntas, con el peso de la tarde clavándose en tu mirada, cuántos pájaros serán todavía capaces de contar tus dedos.

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