lunes, 13 de febrero de 2012

Cuando ruge la marabunta

Elena se ha vuelto a resfriar. Dice que es como si Cuando ruge la marabunta se hubiera instalado en su pecho. Yo le propongo que juguemos a que somos hermanos y me meto a su lado en la cama. Hundo la oreja entre sus dos pechos, los de verdad, no el que jadea cuando subimos una cuesta empinada y hago que escucho concienzudamente mientras trato que uno de sus pezones se cuele en mi oído. A mí me suena más a procesión de Semana Santa, le digo, así que no creo que tengas de qué preocuparte. Aún así, insiste en beber muchos líquidos, por lo que tengo que cerrar la llave de paso, aprovechando una de sus poses a lo Margarita Gautier, para obligarla a salir a la calle.

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